Jugando y emprendiendo

Todas las empresas, al momento que tienen que crear algo u obtener nuevas ideas acuden a su I+D, es decir su departamento de investigación y desarrollo. Esta acción es muy importante comercialmente pues las actividades que se desarrollan en esta área están orientadas a procurar el futuro la tecnología o ciencia de la empresa.

Pero, ¿alguna vez habían escuchado hablar sobre una empresa donde su giro se enfoque en la renta de la imaginación? Pues esta es la idea de un proyecto final de carrera que surgió entre Alberto Romero y Marta Rueda. Lo que parecía ser un trabajo de escuela se ha convertido en una empresa llamada Fluff.

Fluff se dedica al diseño y asesoramiento psicopedagógico de nuevos juegos, productos infantiles y diseño gráfico. Al igual de que se encargan de dar ideas a empresas que lo requieran y que no cuenten con su propio I+D.

Tan sólo lo que pretenden es ayudar al sector juguetero, diseñando juegos y juguetes que reten a la imaginación, que se diseñen a conciencia de que van dirigidos para niños, para que se logre satisfacer su necesidad de diversión, estimulación y aprendizaje. Y siempre soportados por estudios psicopedagógicos.

Fluff ha tenido éxito, Alberto y Marta presentaron su idea en el concurso Jóvenes Emprendedores de la UAM, donde obtuvieron el primer lugar y fueron premiados por la CIADE (Centro de Iniciativas emprendedoras de la Universidad Autónoma de Madrid) y la fundación Caja Madrid.

Si ellos lo han logrado, imaginen hasta donde pueden llegar aquellos que tengan en la mente el desarrollo de juegos Multimedia, sigan la línea, diseñen ideas y proyectos interesantes y vendan sus ideas hacia aquellos que tienen los medios necesarios para producirlas e introducirlas al mercado.

También es importante rescatar que esto fue el resultado de fusionar las ideas de un psicólogo con una diseñadora. Es un gran ejemplo de lo que persigue el MCDEM, un ejemplo de que se puede llegar muy lejos uniendo diferentes disciplinas enfocadas a la innovación y creatividad.

Montse Presno y Oscar García