Antecedentes
Desafortunadamente, hay diferentes hechos a lo largo de la historia que actúan como catalizadores para hacer necesario el Día Internacional de la Mujer. Recordemos como primera huelga, la de las obreras textiles estadounidenses en 1857 para pedir mejores condiciones salariales. Posteriormente, la prensa se hizo eco del incendio del 25 de marzo de 1911 en la fábrica Cotton donde murieron 142 obreras. Y fue un 8 de marzo (según nuestro calendario) de 1917 cuando las mujeres rusas salieron a la calle reivindicando alimentos y reclamando el regreso de los combatientes, desencadenando la caída de la monarquía. Podríamos continuar...
El precedente directo de la huelga de hoy, lo encontramos en Islandia, donde hace más de cuarenta años (el 24 de octubre de 1975), 9 de cada 10 mujeres paralizaron el país desatendiendo trabajos no visibles ni remuneradas, como el cuidado de los seres queridos, pequeños y grandes. Así denunciaron la brecha salarial (obviamente a favor de los hombres) y la infra-representación de las mujeres en las instituciones, y reivindicaron el reconocimiento de las tareas del hogar y la mejora de los servicios sociales para la atención de los niños. Hoy, Islandia es un referente mundial en el plano de la igualdad entre hombres y mujeres.
La importancia de cuidarnos los unos a los otros
Quisiéramos citar unas palabras del recordado Carles Capdevila en uno de sus inteligentes artículos, que decía así:
“El cuidado de las personas es la tarea más importante del mundo, y la menos valorada. La han asumido y asumen mucho más a las mujeres, y la encomendamos al último que llega, a veces mujeres inmigrantes que dejan de cuidar de sus hijos, que dejan su país, para cuidar de nuestros abuelos”
Si pensamos un momento, ¿no es absurdo que tengamos que manifestarnos para reivindicar algo que es fundamental y necesario en nuestra sociedad? Y justamente porque tradicionalmente (desde un punto de vista cultural y antropológico) lo han hecho las mujeres y sabemos que no lo dejarán de hacer, ¿podemos prescindir de valorarlo y agradecerlo? ¿No es vergonzoso que a fecha de hoy tengamos que manifestarnos denunciando la brecha salarial? ¿No es intolerable que tengamos que reclamar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres? ¿No es ignominioso que se tenga que denunciar el acoso sexual y la violencia de género?
Algunos datos
Sin embargo, los datos siguen siendo preocupantes y escandalosos. Veamos algunos de ellos:
Universidad, nuestro entorno: Según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el número de mujeres que se matriculan en la universidad son un 54%, más de un 25% lo hacen en el ámbito de la Arquitectura y la Ingeniería. Ahora bien, sólo el 21% de cargos de dirección y cátedras de universidades públicas están ocupados por mujeres.
El futuro, el mundo laboral. En España actualmente hay un 22% de empresas que no cuentan con mujeres en altos cargos. Si bien 9 de cada 10 startups no superan los tres primeros años de vida, tengamos en cuenta que las startups fundadas por mujeres, funcionan un 63% mejor que las fundadas por hombres. Sin embargo, sólo el 12% de startups tienen una mujer como CEO o fundadora.
Brecha salarial. El sueldo de una mujer es un 14,9% más bajo por cada hora trabajada.
Sociedad y cuidado de personas. Las mujeres deciden el 87% de las compras en el mundo, francamente tiene poder! La mujer dedica a las Tareas del hogar 26,5h a la semana, el hombre, 14h. Y casi el 70% de horas de trabajo doméstico lo realizan las mujeres.
Violencia de género. ¿Realmente se necesitan datos? Durante el año 2017 en España hubo 49 víctimas mortales reconocidas como violencia de género. Y esto es la punta del iceberg. ¡Ni una sola víctima más!
Finalizando el manifesto
Así, pues, como comunidad universitaria nos manifestamos claramente a favor de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, en especial, en el mundo laboral por el derecho a una independencia económica y en la sociedad, en general; nos sumamos al movimiento #MeToo como denuncia al acoso verbal y sexual y nos solidarizamos con todas las víctimas de violencia de género; y creemos, firmemente, en la posibilidad de construir un mundo mejor desde el respeto y el amor.