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07 Febrero 2019 | Publicado por laura.blanco

Claves para el trabajo en equipo, ¿quieres conocerlas?

Da igual si hablamos de personas, unidades, departamentos o divisiones dentro de nuestras organizaciones. Si no trabajan en equipo, es imposible que obtengamos buenos resultados.

La idea parece obvia. Es fácil pensar que, al dirigir un proyecto, para obtener los beneficios del trabajo en equipo solamente hace falta poner a un grupo de personas a trabajar juntos. Pero, para que el trabajo en equipo se dé verdaderamente, debe ocurrir algo más que la simple suma de personas con un objetivo común: los individuos deben demostrar interés y motivación para colaborar. Deben tener la disposición de ofrecerse y estar disponibles para los otros miembros del equipo. Y deben tener la capacidad de detectar las ocasiones en las que puede ser positivo prestar su ayuda aun cuando no se la hayan solicitado.

Es más, en los niveles superiores de desarrollo de la competencia el trabajo en equipo supone la capacidad de crear sinergias en los proyectos. Así, el grupo de trabajo se convierte en un equipo de alto rendimiento.

La sesión

En la sesión, trabajaremos para descubrir cómo podemos crear equipos de alto rendimiento aprovechando la diversidad de roles de Belbin. También tendremos la posibilidad de conocernos y de reconocer qué puntos fuertes y débiles tiene cada uno. Esto es clave para conseguir maximizar las relaciones de trabajo. Basándonos en el comportamiento y capacidades de contribución de cada uno, podremos equilibrar los equipos de trabajo al asegurarnos de que asignamos la tarea correcta a la persona adecuada.

Se tratará de una sesión práctica y dinámica que nos ayudará a integrar los conocimientos de la Teoría de Equipos utilizando la metodología Belbin.

¿Qué es Belbin?

La metodología Beblin es un sistema de construcción de equipos de alto rendimiento. Lo hace a través de un cambio de clima laboral en el que se maximizan las relaciones de trabajo según los puntos fuertes y débiles, el comportamiento y puntos de vista de los integrantes de los equipos.

Surgió del estudio de los equipos de los juegos de gestión del Henley Management College, en Inglaterra. Los directivos que participaban en los juegos se sometían a una batería de tests psicotécnicos. Según sus características, se los combinaba en equipos de trabajo que seguían patrones diferentes. A partir de los resultados que obtuvieran y de los perfiles de los equipos ganadores y perdedores se fueron identificando patrones de comportamiento que llevaban al éxito.

De estos surgen los nueve Roles de Equipo: Investigador de recursos, Cohesionador, Coordinador, Cerebro, Monitor evaluador, Especialista, Impulsor, Implementador y Finalizador.

Cada persona tiene buenas aptitudes para asumir algunos de estos roles. A su vez, es capaz de ejercer algunos otros, aunque no sean su rol ideal. Finalmente, hay algunos roles que van contra su forma de ser y trabajar, y que conviene evitar otorgarles en el trabajo en equipo.

Cuando se asignan roles que encajan con las habilidades profesionales de los miembros del grupo, el trabajo en equipo puede funcionar con su máxima eficacia. ¿Cuáles son estos roles?

Los nueve Roles de Equipo:

Investigador de recursos: es extrovertido, entusiasta y comunicativo. Busca oportunidades y desarrolla contactos, pero puede ser demasiado optimista y perder el interés cuando el entusiasmo inicial ha desaparecido.

Cohesionador: es cooperador, perceptivo y diplomático. Favorece el sentimiento de pertenencia al equipo porque sabe escuchar e impedir los enfrentamientos, pero puede ser indeciso en momentos cruciales y evitar las confrontaciones.

Coordinador: maduro y seguro. Identifica el talento, aclara las metas y sabe delegar eficazmente, pero se lo puede percibir como manipulador y puede tender a descargarse de trabajo personal.

Cerebro: creativo e imaginativo, genera ideas y resuelve problemas difíciles. Puede ignorar los incidentes, ser olvidadizo y estar demasiado abstraído como para comunicarse con eficacia.

Monitor evaluador: Es serio, estratégico y perspicaz. Es capaz de percibir todas las opciones y juzgar con exactitud, pero puede carecer de iniciativa y ser excesivamente crítico.

Especialista: Entregado e independiente, aporta cualidades y conocimientos específicos, pero puede contribuir solo en áreas limitadas y centrarse excesivamente en tecnicismos.

Impulsor: Dinámico y retador, trabaja bien bajo presión y tiene iniciativa y valor para enfrentarse a los obstáculos. Puede provocar a los demás, resultar agresivo y en ocasiones ofender sus sentimientos.

Implementador: Práctico, eficiente y confiable. Transforma las ideas en acciones y organiza el trabajo, pero puede ser excesivamente inflexible y lento en adaptarse a los cambios.

Finalizador: Es esmerado y concienzudo, busca los errores. Pule y perfecciona, pero puede tender a preocuparse excesivamente, ser demasiado perfeccionista y ser reacio a delegar.

 

Si quieres descubrir las características y beneficios del trabajo en equipo, los tipos de equipos de trabajo que puedes configurar según la metodología Belbin, y cómo podéis encajar tú y el resto de miembros de tu equipo según vuestros perfiles y habilidades profesionales inscríbete en la próxima sesión del 23 de febrero sobre Habilidades Directivas para Directores de Proyectos

 

 

Expertos en gestión de proyectos

En La Salle formamos directores de proyectos desde hace 20 años y somos la única universidad acreditada GAC por el PMI en España. Nuestros programas de esta área cuentan con un equipo docente formado por referentes en el sector y con amplia experiencia: Alfonso Bucero, David Austin Hillson (The Risk Doctor), Xavier Albaladejo (Agile Consultance), Albert Cubeles, etc. Formamos con metodología propia práctica e innovadora: sesiones magistrales, método del caso y “learning by doing”.

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