Tumbonas con conexión para cargar el móvil 'made in Rubí'
Sergi Ballester y Gemma Masferrer son los almas del invento, que ya se utiliza en Glòries | La financiación, el "frontón" con el que topan
"Estuve un fin de semana fuera, me quedé sin batería en el móvil, iba en moto... y pensé: '¿Y si tengo una urgencia?'", explica Sergi Ballester, un joven emprendedor de Rubí. Una situación de lo más común hoy en día que desencadenó un intenso brainstorming y al final desembocó en "una placa solar y un cable USB", sintetiza. Su idea la compartió con su amiga Gemma Masferrer, otra joven de la ciudad vallesana, que no dudó en sumarse al proyecto. Así nacieron las tumbonas solares con conexión USB que permite recargar dispositivosmóviles, ebooks y tabletas.
En pleno verano de 2014 surgió la idea y a finales de ese año elaboraron el prototipo, que ya han patentado. Entonces, una casualidad propició el empujón definitivo. "Escuché en la radio que el Ayuntamiento de Barcelona iba a convertir en peatonales los laterales de la Diagonal y paseo de Gràcia los domingos y le dije a Gemma que habláramos con ellos y les ofreciéramos nuestro producto", cuenta Ballester. Todo fue muy rápido. A finales de mayo la renovada plaza de las Glòries se equipaba con cuatro hamacas de este tipo. "Ahora tocará regenociar con el nuevo ayuntamiento, con Trias en principio tenía que seguir adelante, pero hemos dejado pasar este periodo de elecciones", confiesa Masferrer. El consistorio de Ada Colau deberá dar su visto bueno a la inversión: cada ejemplar de tumbona con las características actuales costó al consistorio barcelonés alrededor de 200 euros. Ya están hablando con algunos proveedores para ampliar el abanico de modelos con otros estilos.
El funcionamiento es muy sencillo. Las placas solares recogen la energía del sol, que se canaliza por la conexión USB por donde se recargan los aparatos. El tamaño de las placas, que a la vez sirven paradójicamente de parasol, permiten absorber el máximo de potencia. "En un día que haga sol sin ni una nube, el móvil se puede cargar en unos 60 minutos, siempre y cuando quede un 20% de batería. Si está agotada, cambia", detalla el inventor.
El 'frontón' de la financiación
Para que el plan marchara necesitaban recursos y los dos jóvenes emprendedores fueron a picar puertas de entidades bancarias. "Hemos ido a bancos de todos colores", relata Masferrer. La negativa fue el factor común. "Un frontón", como dice Ballester. "Los avales que nos piden son inasumibles", añade ella. El Ayuntamiento de Rubí les dio apoyo y les ayudó por ejemplo con asesoramiento empresarial. También participarán en un proyecto de financiación a través del que se entrevistarán con la administración local en breve, aunque admiten que eso no tiene por qué traducirse en dinero. También esperan unas convocatorias de préstamos del Institut Català de Finances (ICF), que avalan el 70%. Y para no depender sólo de grandes instituciones, están a punto de presentar una campaña de crowdfunding a través de la página web FundedByMe.
Su objetivo es lograr 30.000 euros, la cifra que han calculado que necesitan para hacer frente al alquiler de un local -ahora Sergi elabora cada unidad él mismo en la terraza de casa de sus padres- y al "papeleo" de una patente en Estados Unidos. "Es un mercado potencial", agrega el rubinense.
Revertir en Rubí
Su proyecto ha recibido comentarios positivos desde varios países del mundo y gracias a instalarse en las Glòries han llamado a sus puertas empresas del sector hotelero y turístico, aunque también quieren llevar la idea a estaciones de esquí. El mercado en el que quieren competir es global. Sin embargo, tienen muy claro que la producción tiene un único sitio posible: Rubí. Su propósito es dar trabajo a mayores de 45 años del municipio. "Mi padre se quedó sin trabajo con 48 y le costó mucho volver a encontrar uno. Si puedo, quiero que alguien no tenga que pasar por eso", manifiesta Ballester.
No obstante, este deseo está ligado al apoyo y a la financiación. Si no lo consiguen por ninguna vía, no descartan llevarse sus tumbonas al otro lado del charco. "Es el plan B", admite Ballester. "El momento de arriesgar es ahora", corrobora su compañera. Tienen ilusión, esperanza y confianza en su idea, encajan a la perfección con la definición de emprendedores y, pese a "los golpes", como dice Gemma, ambos recomiendan la experiencia. Mientras tanto seguirán trabajando, él en sus dos empleos y ella como profesora, robando horas al día para insistir en este proyecto y en otros que ya avisan que tienen en mente. Luchan para no engordar la lista de JESP, el nuevo y sarcástico acrónimo acuñado en las redes para definir a la generación de Jóvenes Emigrantes Sobradamente Preparados que ha sembrado la crisis.
Fuente: www.lavanguardia.com