La universidad del futuro: aprender haciendo

¿De qué sirve memorizar fórmulas y teorías si luego no somos capaces de aplicarlas en la vida real? Esa es la pregunta que muchos estudiantes se hacen hoy en día.
La universidad ya no puede limitarse a la pura explicación teórica: los jóvenes buscan (y quieren) experiencias que tengan impacto real, que conecten con empresas y que les preparen de verdad para su futuro profesional.
¿Qué buscan hoy las nuevas generaciones?
Formación que se viva, no solo se estudie
En el artículo anterior hicimos foco en como los jóvenes buscan una formación más práctica y menos teoría (desconectada), y eso significa trabajar en proyectos reales, estar en contacto con empresas y acceder a prácticas desde el inicio de la carrera.
El aprendizaje deja de ser algo abstracto y se convierte en experiencia.
Una universidad transversal
La idea de universidad transversal rompe con el esquema tradicional de “cada carrera en su cajón”. Se trata de unir disciplinas: tecnología, humanidades, arte, filosofía, salud… y que todo eso se cruce en proyectos. Así los estudiantes aprenden a pensar desde una perspectiva 360º y a enfrentarse a los retos tal y como se dan en la vida real: sin fronteras marcadas.
¿Por qué funciona el modelo “aprender haciendo”?
Motivación real
Trabajar en proyectos engancha mucho más que preparar un examen. Saber que lo que haces tiene impacto fuera del aula aumenta las ganas y ayuda a recordar lo aprendido.
Competencias que importan
Creatividad, trabajo en equipo, comunicación, capacidad de adaptación… todas estas habilidades se ponen en práctica a través de un proyecto real y no con la teoría.
Además, son justo lo que más valoran las empresas hoy.
Trabajo interdisciplinar
Un ingeniero con un diseñador, un filósofo con un experto en IA… esa mezcla de perfiles enriquece los proyectos y hace que los estudiantes aprendan a ver problemas desde ángulos distintos.
Conexión con la vida profesional
Cuando se colabora con empresas o instituciones reales, aparecen los retos de verdad: plazos ajustados, presupuestos limitados, feedback exigente. La mejor forma de entrenar para lo que viene después.
Retos y claves para que funcione
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Formación del profesorado y recursos adecuados: no basta con tener una buena idea, hacen falta espacios, herramientas y docentes preparados.
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Equilibrio entre teoría y práctica: la práctica sin base sólida se queda coja. Lo ideal es que los proyectos se alimenten de investigación y reflexión.
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Evaluación justa: no solo importa el resultado final, también el proceso, la colaboración y la capacidad de aprender del error.
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Escalabilidad: garantizar que todos los estudiantes tengan la oportunidad de vivir experiencias de este tipo, sin que dependa de la casualidad.
En La Salle-URL, este enfoque se ha convertido en una seña de identidad. La incorporación de nuevas facultades, como Filosofía, ha permitido cruzar disciplinas y reforzar la innovación. Espacios como el IASlab, donde confluyen arte, ciencia y tecnología, son una muestra clara de cómo se materializa el aprender haciendo.