Reflexiones desde el confinamiento: ¿qué estamos haciendo?
Iba a empezar esta entrada diciendo "ahora que estamos en confinamiento y tenemos tiempo" pero hubiera empezado engañando. ¿Realmente tenemos tiempo? ¿Hemos aprendido a gestionar este nuevo entorno de trabajo? Yo creo que estamos en progreso.
Desde el confinamiento creo que es bueno parar un momento y analizar cómo ha cambiado en estas 3 semanas nuestro modelo educativo. Aunque podríamos reflexionar sobre el modelo educativo en general me centraré en nuestro modelo de universidad presencial.
Máster Universitario en Formación del Profesorado. Sesión virtualizada.
Nos encontramos con artículos divulgativos que nos hablan de que hemos cambiado a la modalidad online todos nuestros grados y postgrados presenciales. Pero ¿es esto lo que realmente hemos hecho? Yo pienso que no. En estas 3 semanas hemos pasado de un modelo presencial a un modelo virtualizado. Me explicaré.
A nadie se le escapa que era un jueves día 12 de marzo cuando se barajaba la posibilidad de tener un confinamiento parcial cerrando todos los centros educativos del país y el viernes 13 de marzo ya no había clase. Así pues, quien diga que ha pasado sus estudios a un modelo online podríamos decir, como mínimo, que está utilizando mal el vocabulario. No es posible hacer un cambio de modalidad en cero segundos, ni en un día, ni en una semana.
¿Qué hemos hecho? Adaptarnos de la mejor manera que hemos sabido, dimensionando de manera correcta nuestros sistemas tecnológicos, para poder virtualizar la presencialidad. De hecho, si nos vamos a un documento de la REACU (Red Española de Agencias de Calidad Universitaria) del 15 de enero de 2020 nos dice que las actividades formativas desarrolladas a través de Internet, de manera sincrónica e interactiva, pueden equipararse a las actividades de tipo presencial.
Así pues, y de manera consciente, con el margen de maniobra que ha habido, hemos virtualizado la presencialidad, manteniendo los horarios, las sesiones lectivas y el desarrollo de cada asignatura. De esta manera podíamos seguir la actividad académica y no cambiar en exceso la dinámica que, quizás, hubiera desorientado a nuestros estudiantes.
Monitorización de las sesiones virtuales de La Salle Campus Barcelona (Universitat Ramon Llull) en el periodo comprendido entre el 16 de marzo y el 3 de abril de 2020
Y ¿ha funcionado? Pues las tasas de asistencia han sido iguales o incluso superiores que las clases presenciales (¿tal vez la novedad tiene la culpa? O no sólo la novedad). Las impresiones a pie de pista nos trasladaban un agradecimiento por parte de nuestros estudiantes por el esfuerzo realizado. Las sesiones se han podido impartir con total normalidad durante estas 3 semanas.
Pero ¿es esto sostenible en el tiempo? Pues probablemente no. Pasadas 3 semanas detectamos síntomas. Síntomas de agotamiento por parte de los estudiantes de grado (5 o 6 horas al día conectados a diferentes mecanismos de videoconferencia), síntomas de cansancio por parte de los docentes (la adaptación al medio virtual no es inmediata y necesita de un esfuerzo adicional significativo para preparar las sesiones) y también un cambio de dinámicas, pues los mecanismos de videoconferencia no son tan ágiles ni tan rápidos como puede ser estar todos juntos en clase.
Reunión virtual de la Grupo de Despliegue del Nuevo Contexto de Aprendizaje en La Salle Campus Barcelona
¿Qué estamos haciendo? Evolucionando. Seguiré negando la mayor: no podemos decir que pasaremos a una modalidad online. Sin el tiempo ni los recursos que se necesitan para poder hacer un cambio metodológico drástico y significativo, no podemos decir que cambiaremos a la modalidad online. Lo que sí tenemos que hacer es evolucionar el modelo virtual, añadiendo a nuestras actividades formativas síncronas virtuales las estrategias basadas en metodologías activas de aprendizaje que ya estábamos introduciendo en nuestras asignaturas. Dejar espacios de trabajo en grupo, rebajar la clase magistral, favorecer la interactividad y la participación ... El reto es mayúsculo, pero como docentes seguiremos evolucionando para mejorar la calidad de nuestra docencia en tiempo de confinamiento. Es un reto y, a la vez, es una oportunidad. Parafraseando Yuval Harari en su libro 21 lecciones por el siglo XXI: en la situación actual de confinamiento, en educación la única constante es el cambio.
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