Día 15: La magia de los círculos
Para culminar el fin de semana, y aprovechando aún la tranquilidad de un día feriado, los integrantes de la expedición hemos dedicado el domingo a asistir a una de las fiestas incas más importantes que se mantienen hoy en día: la ofrenda a la Madre Tierra (Pachamama) en Moray.
A unos 7km de Maras, encontramos el increíble punto arqueológico de los Cïrculos de Moray. Esta fantástica construcción consta de una serie 
de circulos concéntricos de más de 2 metros de altura conectados entre sí mediante unas precarias escaleras formadas a partir de rocas incrustadas en la propia pared, que, como podéis ver, a veces son díficiles de "gestionar". Se cuenta que esto círculos habían sido creados para estudiar la influencia del clima en los diferentes cultivos. Así, cuánto más alto estaba el círculo, la temperatura de la plantación era más baja, teniendo de esta manera un pequeño laboratorio para medir la respuesta a diferentes condiciones metereológicas.
La fiesta de ofrenda se celebra una vez al año, a principios de Agosto. En ella, el protagonismo es para el Inca, el cuál seguido de su séquito y los cuatro ejércitos del Tawantisuyo, dirige el ritual, donde su voz, el fuego y el incienso son los protagonistas. Para no perder detalle de esta maravilla, Cristina se infiltró dentro del escenario, ataviada con los trajes tradicionales y mostrando un look absolutamente único (se me ha prohibido absolutamente mostrar una foto de su imagen:) ). Situada casi en el círculo inferior, pudo tomar mucho material fotográfico y de vídeo de gran valor. Paralelamente, los otros cuatro nos encontrábamos en un parte más alta, con la finalidad de enfocar el mismo evento 
desde otro ángulo. Gemma y David Badia tomaron instántaneas y vídeos increíbles.
Al finalizar, después de recoger a Cristina quemada por el sol y sedienta pese a beber la chicha ofrecida por uno de los componentes del séquito del ritual, nos dirigimos a la explanada superior donde 4 colegios de la zona nos obsequiaron con sendas danzas tradicionales.
Después de llegar otra vez a Urubamba pasadas las cinco de la tarde, pudimos por fin comer alguna cosa e hicimos sólo un tentempié teniendo en cuenta que Carles estaba más que deseoso de poder zamparse para cenar una pizza con la correspondiente Cusqueña ;)
Una vez recuperado un poco, y antes de que llegara su gran esperada cena, Carles hizo una campaña evangélica con los franceses que se encuentran también en nuestras instalaciones. Demostrando su coraje lingüístico, hizo una charla y mostró el vídeo del Proyecto Urubamba, dejando a los invitados contentos y más que animados.