Buenas noches y buena suerte

Alguien me dijo el último día: “este postgrado se pensó para que fuese duro”. Pues señores, objetivo cumplido. Después de ocho meses de trabajo non-stop, llegó el final de esta etapa y me quedo con la sensación de haberlo aprovechado. Quería conocer este mundo nuevo de la experiencia de usuario, un tema que hacía tiempo que me interesaba pero no tenía mucha idea de lo que significaba en realidad. Debo decir que al final de cada módulo me quedaba con más ganas de saber, de practicar, siempre se me quedaba corto. Eso no deja de ser bueno porque significa que realmente todo esto me gusta de verdad, aunque ir en todo momento con la impresión de que se te tira el tiempo encima, en mi caso, no ayuda para nada a trabajar mejor e interiorizar lo que estás haciendo.

Trabajar en equipo ha tenido sus pros y sus contras, aunque para mí acaba resultando siempre más gratificante que pesado. Las reuniones online han sido una buena manera de trabajar juntos sin estarlo, aunque no hay nada como una reunión presencial, eso es verdad. Además, formar parte de un equipo de personas con experiencias y perfiles profesionales diferentes me hace conocer otros terrenos y, sobretodo, aprender de ellos. He abierto los ojos y me he dado cuenta, otra vez, que aun me queda mucho por saber y debo seguir formándome día a día.

La presentación del último día está lejos de ser la mejor que he hecho y haré en mi vida (eso espero). Lo que tenía que ser la guinda del pastel para terminar a gusto con este postgrado, ha resultado dejar un sabor más bien amargo. Pero oye, que equivocarse es de sabios y de todo aprende una.

Me despido con mi título bajo el brazo y con la intención de enfocar mi carrera profesional a la experiencia de usuario. Porque es interesante, es útil y además mola!

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