De emprendedora fracasada a hija predilecta

Leo en el Diario de Mallorca una noticia sobre una maestra declarada hija adoptiva de la ciudad. ¿Qué pinta esto en un blog sobre emprendedores?, os preguntaréis, con razón. Pero es que la historia de doña Severa de Madariaga (1871 - 1946) me ha dado mucho que pensar.

Severa lo tenía todo en contra: una marca poco adecuada (¿quién querría estudiar con una maestra que se llame Severa?) y un producto tan innovador que aparentemente carecía de mercado (la educación femenina). Cuando esta profesora autónoma de origen vizcaíno abrió su primera academia a principios del siglo xx, sólo consiguió una alumna. Los padres de la época estaban poco dispuestos a pagar por la formación de unas hijas destinadas exclusivamente al matrimonio y a las labores domésticas, y los que lo hacían optaban por elitistas colegios religiosos.

Pero doña Severa no se desanimó. Creía en el servicio que ofrecía, consiguió hacer crecer su proyecto y acabó calando tan hondo en Mallorca como para que todavía hoy se la recuerde.

A veces la innovación no tiene nada que ver con la sofisticación tecnológica. A veces innovar es simplemente mirar alrededor con otros ojos y ofrecer ese servicio que el mercado aún no sabe que necesita. Los principios son duros, pero no nos dejemos desanimar por las circunstancias: una crisis financiera, un inicio de curso con una sola alumna... son obstáculos superables si nuestro proyecto es sólido y ofrecemos calidad.

Ánimo, emprendedores.