Un estudiante de la URV diseña un videojuego controlado por biosensores cerebrales
Los niños y niñas del Centre de Paràlisi Cerebral La Muntanyeta ya han probado la versión piloto, que a la vez es el proyecto de final de carrera del joven
Un ninja es el protagonista de un innovador videojuego en el que los jugadores tienen que superar distintas pruebas para subir de nivel: cruzar montañas, saltar, pasar de pantalla... El argumento es, básicamente, el mismo que el de muchos otros juegos de este tipo, pero con la diferencia que los jugadores que ya lo han probado padecen parálisis cerebral. Juegan a través de un sistema que permite ‘leer’ su actividad cerebral para determinar si están concentrados y actuar en consecuencia para proseguir la partida.
Esta ha sido la práctica de final de ciclo que ha presentado el estudiante del Grado de Informática de la URV Ricard Borrull, que ha obtenido una calificación de excelente con un proyecto que se ha completado gracias a las sesiones prácticas reales con los niños y niñas del Centre de Paràlisi Cerebral La Muntanyeta de Tarragona, que han sido los primeros en pasar un buen rato con esta experiencia.
El sistema utilizado para esta adaptación es un biosensor cerebral, conocido como NeuroSky, que Borrull ha adaptado para que pueda interaccionar con el videojuego que él mismo ha creado en el marco de este proyecto académico. A través de una diadema en la que se encuentran los biosensores, el sistema detecta el nivel de actividad neuronal y diseña la respuesta de los usuarios.
“Para mí fue una gran oportunidad poder realizar sesiones de prácticas con niños y niñas”, agradece Borrull, que detalla que la realización del proyecto -diseñar el juego y adaptarlo a las necesidades de usuarios con parálisis cerebral- le ocupó seis meses. El proyecto sigue abierto a nuevas mejoras que se puedan sugerir para mejorar su usabilidad. En breve el juego se publicará de forma gratuita y en código abierto.
Del conjunto de la experiencia, Borrull destaca la parte humana. “Fue muy interesante poder aplicar los conocimientos técnicos para adaptarlos a una discapacidad”, apunta el autor del proyecto, que añade que una de las lecciones que saca de esta práctica final es que “a veces la tecnología puede ser una gran aliada para algunas discapacidades”.
Después de los buenos resultados obtenidos, Borrull empezará un máster en Inteligencia Artificial en la misma universidad, la Rovira i Virgili (URV). Aunque reconoce que, como muchos de los alumnos al acabar sus estudios de Grado, todavía no sabe a qué campo va a encaminar su vida profesional.
La ciencia al servicio de la accesibilidad
Al margen de los buenos resultados académicos, el trabajo realizado por Borrull evidencia la simbiosis que se establece cuando el conocimiento científico se alía para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidades. Así lo sostiene César Mauri, uno de los tutores del proyecto de final de Grado de Borrull junto al professor Jordi Duch, ambos del departamento de Informática de la universidad.
Mauri, que también suma muchos años de estrecha relación con La Muntanyeta, añade que la aplicación de biosensores es un procedimiento habitual, pero que experiencias como la de este videojuego son escasas. El software se sirve de mecanismos que se activan directamente con la actividad neuronal del cerebro, lo que según Mauri es “una puerta de entrada” a un campo científico apasionante en el que “hay poca oferta”.
Fuente: La Vanguardia