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06 Julio 2012 | Publicado por Equipo Editorial MBA

Yo también soy culpable de la crisis

Artículo publicado hoy en La Vanguardia y escrito por Jordi Molla, profesor de Habilidades Directivas en el International MBA de La Salle-Universitat Ramon Llull. En situaciones de crisis como la actual, el ser humano (es decir, usted y yo) dispone de la capacidad de buscar en los demás aquello que amenaza con destruir su bienestar, su futuro y el futuro de las próximas generaciones de su especie. Una vez finaliza su búsqueda, concentra toda su energía en su dedo índice para señalar a aquellos sobre quienes debe caer el peso de la ley y de la conciencia colectiva. Pero claro, aquellos que han sido señalados como culpables de toda esta crisis también son seres humanos y, por tanto, también tienen la capacidad de buscar en los demás la responsabilidad de haber causado esta crisis. De modo que nuestra especie (es decir usted, yo y los demás) tiende a buscar a los responsables de sus propios males en los demás y por ello, en resumidas cuentas, ningún ser humano se responsabiliza de nada. Esa es otra capacidad que poseemos todos los seres humanos: la no autoinculpación. ¿Acaso aparece usted en su lista de responsables de la crisis? ¿Cree que hay alguien que se incluye a sí mismo en la lista de responsables? Yo tampoco aparezco en la mía. Por otra parte, estará de acuerdo conmigo que, ni usted ni yo, estamos contribuyendo a que esta crisis siga y empeore. No, claro que no. Nosotros no tenemos nada que ver. Son otros los que con sus decisiones o su pasividad están degradando esta situación. Son los demás. Está claro que no podemos dejar de pensar igual que piensa un ser humano pero, a pesar de ello, le propongo que ahora piense en cómo podríamos contribuir, usted y yo, no los demás, para que la situación deje de empeorar e incluso mejore. Supongamos en el mejor de los casos que los dos disponemos de empleo. Nos podríamos preguntar, entre muchas otras cuestiones, si en el puesto de trabajo que ocupamos nuestra productividad es óptima y plantearse lo siguiente: ¿no cree que a veces dedica demasiado tiempo a aquello que más le gusta y deja para mañana lo que menos le apetece? ¿no cree que acabaría antes una tarea si dispusiera de menos tiempo? ¿no cree que debería dejar de asistir a determinadas reuniones que no son útiles? ¿no cree que llega tarde por no haberse planificado mejor? ¿no cree que debe empezar a reeducar con nuevos hábitos a aquellos que le interrumpen a discreción? ¿no cree que la presión y el estrés le hacen apagar fuegos de forma constante y que por ello está creando colaboradores con una gran dependencia de usted? ¿quiere que siga? Si usted y yo señalamos a los responsables de esta crisis, pero no mejoramos nuestra productividad, de alguna forma estamos contribuyendo a que la situación no mejore. Quizás ahora está pensando que mejorar su productividad no servirá de mucho y menos aún para crear empleo. Quizás piense que hasta que no cambie la gobernanza mundial o se fijen límites al neoliberalismo, todo seguirá empeorando. Si es así, es que en el fondo acaba de ser vencido por su propia naturaleza de ser humano y piensa que la solución está en manos de los demás.

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