Amarillo oscuro casi negro

Hola Mundo. Bienvenidos a PUX…

El día que decidí estudiar este postgrado, lo hice porque necesitaba saber muchas cosas que era consciente que no sabía, de usabilidad, interacción y experiencia de usuario. Pero mi sorpresa fue bastante grande al empezar a trastear en la plataforma con los apuntes del Módulo 1 y darme cuenta de que no es que no supiera mucho o poco. Es que no sabía nada de nada. Un mundo nuevo, que se complementa con el de diseño gráfico, lleno de detalles, normas, análisis, visiones, opiniones, artículos, vocabulario, métodos… etc. Y ahí empezó mi estrés, ganas de aprender, de querer introducir todo absolutamente en mi cabeza para poder hacer bien la primera tarea encomendada: El Plan de Test.

¿El Plan de Test? Esa fue la primera de muchas preguntas que se empezaron a apelotonar en mi mente, ya que nunca había hecho uno. Viéndolo desde hoy hacia atrás, el principio fue duro. Pero sencillo comparado con estas últimas dos semanas. Para qué mentir.

Una vez entregado el Plan de Test, tuvimos el primer seminario, que se me hizo no corto, escaso. Mi idea era que tendríamos una clase con explicación de conceptos, presentación de los proyectos a los otros grupos para conocernos mejor, que implica cada proyecto, en qué consiste... No para comparar, ni mucho menos, si no para saber y también establecer contacto con los demás alumnos.

Resolvimos dudas con Elena, que fue verdaderamente útil ya que yo, personalmente, estaba bastante perdida. Hicimos una práctica de cómo empezar a hacer un análisis heurístico (ya que fue nuestra siguiente tarea) y tuvimos una reunión con nuestra empresa en cuestión para determinar mejor el alcance de nuestro proyecto, ya que era bastante amplio y poco definido.

Y llegó la fase dos: Análisis Heurístico Individual. La primera palabra que se me viene a la cabeza es “Pánico”. Somos un grupo, que trabajamos juntos, y hemos de hacer un análisis de la plataforma. Los 5 análisis se unirán en uno, y eso será el fuerte del informe final. Pues el adjetivo “pánico” resume perfectamente mi sentimiento al sentarme noche tras noche delante del ordenador para hacer el análisis. ¿Porqué? Porque no sabía por donde empezar, como plasmar todo lo que veía, si estaba entendiendo bien lo que teníamos y cómo teníamos que hacerlo, si mi análisis estaría a la altura con respecto a mis otros compañeros, si me estaba dejando cosas, si mis descripciones cumplían con los requisitos que se pedían… etc etc. Pero al final, salió. No todo lo bien que yo quería ya que me dejé millones de hallazgos que después fui consciente de que existían, y por falta de tiempo la exhaustividad no llegó a donde hubiera llegado si hubiera habido más horas en el día.

Con el informe individual entregado, nos embarcamos en la unificación de los análisis para el informe final, para el que teníamos 10 días. Que de primeras piensas “Uf, 10 días! Qué bien! Relajado” Pero no. Nos reunimos ya el mismo sábado después de la entrega del informe individual para marcar timings, repartir tareas, repasar los informes de cada uno, ver y aplicar el feedback de Elena. Y pronto nos dimos cuenta de que lo que nos quedaba por hacer, era un trabajo inmenso. Al menos desde el punto de vista de alguien que nunca lo había hecho. Unificar los informes, analizar una sección nueva que nos añadió la empresa, corregir las redacciones y marcar una línea lo más común posible, maquetar todo…

Terminamos ayer, domingo, a las 22h , después de una semana apoteósica de trabajo, y después de estar 3 días seguidos con el trabajo. Sin parar, sin hacer otras cosas. ¿La sensación final? Que hemos hecho un trabajo muy bueno, que nos hemos compensado muy bien y que da gusto trabajar con mi grupo. Pero ¿que podría estar mejor? Por supuesto. Nos faltó tiempo para poder ir con calma, pensar las cosas bien para no atorarnos, para revisar y corregir pequeños detalles que se nos han escapado. Y es una pena porque hay mucho trabajo detrás que quedará un poco manchado por errores que se cometen por la falta de horas y la presión. Lo que sí tengo muy claro, es que hemos aprendido mucho, yo al menos, ¡estoy aprendiendo lo que no está escrito!

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