Un respiro, por favor
Seguro que no soy la única que más de una vez ha pensado que el día tendría que tener más de 24 horas para poder abarcarlo todo. Y ahora estamos en un punto del IMBA que se nos acumula el trabajo, tenemos la cabeza en St. Mary's y unas ganas enormes de ir a la playa o salir por las noches a una terracita con los amigos a que nos toque el aire y tomar unas cañas. Estamos en pleno mes de julio y el calor aprieta, pero el trabajo también. Entre trabajar, el Business Plan, los tres exámenes que hay que entregar antes del 24 de julio y los preparativos del viaje, más el trabajo de las otras asignaturas, como Dirección de Operaciones y Liderazgo de equipos, vamos con la lengua afuera. Y qué decir de los alumnos del International MBA que tienen familia. ¿Cómo deben organizarse para llegar a todo? Hay incluso dos alumnos que serán padres al volver del stage. ¿Trabajar para vivir o vivir para trabajar? El otro día hicimos un caso en Habilidades Directivas en que un alto ejecutivo se plantaba a la edad de 70 años, miraba atrás y sólo veía años de duro trabajo y una empresa de mucho éxito. Por suerte sabemos que el esfuerzo y las horas sin dormir de este año son sólo temporales y tendrán su recompensa a principios del año que viene. Sin embargo, y por mucho que nos guste el trabajo que hacemos, siempre debemos encontrar un equilibrio entre vida personal y profesional, para no plantarnos con la edad de ese ejecutivo veterano y ver sólo trabajo en nuestras vidas. Pero eso también depende de nuestras prioridades y éstas son las mías.