LOS AMERICANOS SON MUY SUYOS. LOS EUROPEOS NO.
Respetado lector: Lo que a continuación expongo son reflexiones de aficionado de alguien que no es economista. Si escribo alguna burrada, por favor fustígueme, insúlteme, ridiculíceme, escriba un comentario despectivo abajo rectificando la estupidez o inconcreción que pueda cometer. No tengo orgullo y asumiré los golpes deportivamente con ánimo de seguir aprendiendo. Estoy estudiando un máster. Una de las visitas más deseadas por nuestra parte era la que hicimos a la Reserva Federal de San Francisco. Es una de las 12 oficinas que tiene este organismo oficial, creado en 1913 y que es el banco central del país. Desmentimos la leyenda de la gran cámara con millones de lingotes de oro. Sólo se guarda oro en las instalaciones de Nueva York, con pequeñas cámaras que usted, si es el representante de un país “amigo”, podrá alquilar para la custodia del oro nacional. A la puerta, grupos de indignados acampados muestran su disconformidad sobre el sistema económico en el que viven. En todas partes cuecen habas. La primera parte de la visita –de la que no hay fotos porque está prohibido- transcurre por las salas en las que se destruyen los billetes viejos o deteriorados. Se trituran cada día 65 millones de dólares. Fuertes medidas de seguridad impiden las tentaciones. Posteriormente, el personal pasa a una sala audiovisual en la que se exponen billetes de dólar de todas las épocas, desde los tiempos de la independencia, a finales del siglo XVIII, hasta nuestros días, pasando por períodos históricos como la guerra civil o las guerras mundiales. Es una muestra realmente interesante, y algunas de las piezas históricas valen millones de dólares en manos de un coleccionista. Después de esto, pasamos a una sala de proyección en la que Gary C. Zimmerman, Senior Economist, nos ofrece una conferencia muy bien documentada sobre la economía norteamericana y el sistema de la Reserva Federal. Todo transcurre con normalidad hasta que hay un momento en el que dice que la “crisis económica empezó en Europa”. ¡¡¡¡¿Cómoooo?!!!! Con mi limitado inglés, interrumpo su disertación, rogándole que vuelva a repetir lo dicho por no haberle entendido bien. Nuevamente la respuesta es que la crisis se originó en Europa. En ese momento lamenté que no hubiese un periodista en nuestro grupo, preparado para repreguntar y poner en apuros al economista. Por mi mente pasó la siguiente idea: este señor acaba de pasarse por el forro las caídas en desgracia de Fannie Mae y Freddie Mac -cuyo rescate por el momento ha costado 124.000 millones de dólares al contribuyente americano-, que precisamente fue la Reserva Federal la que tuvo que nacionalizar la aseguradora AIG –la mayor del mundo- para impedir su caída, comprando el 80% de la compañía –otros 85.000 millones-, o el sonado desplome del banco de inversión Lehman Brothers, -con un pasivo de más de 600.000 millones de dólares-, víctima de la toxicidad de las hipotecas subprime. Con la perspectiva de los días, especulo con el punto de vista de ese señor, e intento entender esa postura, que sinceramente no creo que sea la de negar la realidad. Imagino que pensó que ese grupo de personas de la República de España, ese país de Europa al lado de Alemania, no podía poner en entredicho la indudable rapidez de actuación de la economía americana. Que tampoco era necesario fustigarse en público, saliéndose del discurso “oficial” de orgullo nacional, y que ha quedado patente que Estados Unidos tuvo un problema grave en su sistema financiero en 2008 y que adoptó las medidas necesarias de forma rápida y determinante para resolverlo. Europa no. A lo largo de nuestras visitas, hemos comprobado que ven a Europa como un gigante con pies de barro en el que el poder político y el económico van por separado, imposibilitando de esta forma la toma de decisiones de manera rápida. Hoy estamos creando en España un “banco malo” para meter toda la basura. En USA dejaron caer a Lehman en 2008 con otros cientos de bancos -140 en 2009 y 157 en 2010-. Por todo ello, creo que los americanos son muy suyos, pero actúan ipso facto para resolver sus problemas. En la vieja Europa, además de hablar idiomas diferentes, no nos creemos el modelo. Así, tenemos a nuestros líderes estos días visitándose para conocer sus posturas y buscar alianzas. ¿Es que no conocen las videoconferencias?