Échame un cable. Cables submarinos: ¿Cómo son y cómo se arreglan?

El gran protagonista de poder comunicar continentes, y muchas veces gran desconocido es el cable submarino. Gracias a las grandes longitudes cubiertas por ellos, podemos conseguir comunicarnos grandes distancias.
Estos cables no son simples fibras como las que uno puede encontrar en su casa, en estos casos son cables de gran complejidad que deben tener unas características muy robustas.
Cuanta menos profundidad, más blindaje. Y es que para evitar que los grandes mercantes en zonas de menos de tres millas de profundidad hagan emerger los cables a la superficie.
A medida que se consiguen mayores profundidades, el cable no debe estar tan blindado.
Cuando hablamos de estas profundidades, el diámetro del cable es de 17 mm envuelto de un aislante hecho de polietileno.
Además, un conductor de cobre rodea las múltiples hebras de alambre de acero que protegen las fibras en el núcleo, situadas en un tubo de acero inferior a 3 mm de diámetro.
Pero, ¿qué hacer cuando un cable se rompe o deja de funcionar?
Cuando un cable de estas características se rompe, el procedimiento de reparación puede tardar hasta 10 días.
Para ello, primero envían a un barco con un cable completamente nuevo a la zona de la avería, una vez se ha llegado a la zona, se despliega un vehículo operado remotamente para desconectar el cable anterior y volver a conectar el cable nuevo en las dos terminaciones.
Para acabar, el vehículo autónomo, utiliza jets de alta presión para enterrar el cable hasta 1,5 metros debajo del lecho marino.
Teniendo en cuenta que un cable puede estar desplegado a lo largo de varios kilómetros, no es tarea rápida ni barata.
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