La neutralidad de la red
La neutralidad de la red está siendo un punto crítico de debate entre los proveedores de contenido, los ISP y los usuarios de las redes de banda ancha. Por este concepto se entiende que el tráfico que circula por la red no está restringido, ni priorizado, ni facturado a parte.
Durante el pasado mes de abril, el Parlamento Europeo votó la propuesta de neutralidad en la red que evita que los ISP puedan cobrar un extra a los proveedores de contenido que más ancho de banda consumen. También prohibe que se bloqueen o entorpezcan el tráfico de servicios como WhatsApp o Google Drive. La idea que hay tras este concepto es que todo el tráfico debe tratarse de forma igual independientemente de su origen. Esto choca con los intereses de los ISP que tienen que invertir en sus redes para que servicios como Netflix puedan funcionar correctamente por su gran cantidad de nacho de banda, o que servicios de voz ip tengan poco retardo para funcionar correctamente. En España, el pasado mes de febrero se aprobó la llamada "tasa Google" introducida en la reforma de la LPI. Aunque en este caso no se trata del tráfico en sí, lo que se pretende es que los agregadores de contenido como meneame o google news paguen por únicamente enlazar noticias de medios pertenecientes a CEDRO. Si se analiza el panorama de Estados Unidos, la situación choca con la Europea. A pesar de que Amazon, Google y Microsoft entre otras, estén luchando a viva voz por conseguir la neutralidad, la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) hace escasas dos semanas ha votado a favor de la introducción de "vías rápidas" en la red por las que, por supuesto, habrá que pagar. En la siguiente gráfica se puede ver cómo el tráfico de Netflix ha ido degenerando en Estados Unidos por aquellos operadores que han introducido la política de cobrar por el tráfico, y cómo ha mejorado después de la caída con aquellos que han empezado a pagar:
En ocasiones este debate se parece al del huevo y la gallina, ya que los ISP argumentan que sin ellos, nadie podría acceder al contenido, mientras que los proveedores de contenido argumentan que sin su contenido nadie contrataría sus servicios. En definitiva, es un debate que está resultando de forma diferente en Estados Unidos y Europa y que pronto se podrán comparar resultados.
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