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28 Mayo 2015 | Publicado por Editorial Team GRITS

Smart Government: Sin la gente no serás inteligente

“Más Smart si y sólo si más Social fue la frase con la cual cerró su sobresaliente ponencia el MSc. en Sociedad de la Información y el Conocimiento Carlos E. Jiménez, director del área de e-Government en la IEEE Computer Society, en una de nuestras más recientes sesiones de nuestro posgrado PSMC de La Salle.

La definición formal de inteligencia tiene que ver con la capacidad de percibir un problema, entenderlo, y luego, resolverlo. Si aplicamos esta definición a un gobierno, se podría decir que se podría llamar inteligente si observa y entiende los problemas, y por supuesto, los resuelve. Si no se realiza lo último, lamentablemente no se podrá ser inteligente.

Muchas administraciones se detienen antes de ejecutar el último paso, el de resolver (se nota con frecuencia en países del tercer mundo), a veces por incapacidad, otras por ineptitud, e incluso otras por conveniencia. En fin… que quede claro de entrada que lo que se busca dar a entender como Smart, en este caso, está orientado a la administración pública. Vamos, que no se trata del edificio de un ayuntamiento lleno de gadgets RFID, o repleto de domótica, por si eso pensabais, no.

Durante los últimos años se han estado produciendo interesantes cambios en la forma de llevar a la práctica los procesos y funciones administrativas en la gestión pública, lo cual se refleja en numerosos proyectos a nivel mundial.

Existe incluso una clasificación de países según su índice de desarrollo como e-Government realizada para el año 2014, realizada por las Naciones Unidas:

 

e-government countries 2014

 

 Surgirá ahora la pregunta ¿Y qué es un e-Government? Tranquilos. El profesor Jiménez realizó una clara descripción, digamos, de las “fases de modernización” que la administración de un gobierno ha de completar si aspira a adquirir rasgos de gobierno inteligente:

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La primera fase es muy sencilla, se trata simplemente de la optimización de procesos administrativos puertas adentro, o “back office”, como se suele nombrar. Esto es básicamente la e-Administración. Softwares de gestión, Redes internas (intranet), bases de datos, etc. Si queréis, podéis incluir aquí la domótica y los gadgets RFID. No obstante, el paso a e-Government (o e-Gobierno) implica el desarrollo y/o la adquisición de “herramientas digitales y sistemas que provean de servicios públicos a ciudadanos y empresas”, según la definición de la Comisión Europea.

Así, en 2012, las Naciones Unidas emprendió una investigación enfocada en el concepto de servicios integrados entre los distintos ámbitos de un gobierno, orientados todos hacia un portal único (one-stop-shop) que permita mejorar al usuario su experiencia a la hora de interactuar con la administración, ya que el mismo debe iniciar sesión una sola vez (excelente noticia) y realizar sus gestiones de forma tan sencilla como interactiva, además con los ahorros en coste que significa para todas las partes.

Los países que mejor han aplicado este concepto están en la lista anterior. Concepto de e-Government, distinto al de Smart Government. Recomendamos ojear este informe, ya que está muy completo.

Bien. Hasta ahora, únicamente se tiene una automatización de procesos tanto a nivel interno (back office) como externo (front office). ¿Qué ocurre con esto? Pues que el gobierno aún toma las decisiones solo, sin la participación ciudadana. Muchas veces se comete el error de creer, por ejemplo, que la mera existencia de una interfaz hombre-máquina, que agilice la emisión de un documento cualquiera de identificación, otorgue a la administración signos incluyentes respecto a su ciudadanía, y listo, trabajo hecho. Nada más alejado de la realidad.

El Gobierno Abierto u Open Government, en la tercera fase del proceso, trata de ir más allá: a las personas. El e-Government presenta una bidireccionalidad (el ciudadano interacciona con la administración en los procesos-e, como la presentación de la declaración de la renta), mientras que además, en el Open Government, hay una apertura ante la que el ciudadano participa y sus decisiones se toman en cuenta (paradigma de la gobernanza). Pongamos un ejemplo.

Un candidato a un puesto de elección popular, junto con su equipo, necesita conocer directamente de sus ciudadanos todas y cada una de las necesidades de esa sociedad que aspira representar. ¿Por qué, una vez que ya se está en el cargo, no se puede continuar trabajando en conjunto con la gente en pro de identificar, entender y resolver los problemas (definición de inteligencia) actuales y próximos? ¿Se entiende ahora por qué el profesor nos habla de “Más Smart sólo si más Social”? Se trata de que la gente participe en las decisiones, tenga acceso a información importante de interés público, tenga la oportunidad de colaborar, hacer aportes, etc.

Sin embargo, aun logrando lo anteriormente planteado, la administración no es considerada como Smart. Comprender el proceso descrito hasta este nivel hará que lo que queda por explicar sea sencillo de asimilar.

Quizás definir una Smart City sea complicado, puesto que no existe una única definición. Pero muchos sabrán en líneas muy generales de qué se trata, o cuál es su objetivo. De todas formas, por preferencia del autor utilizaremos la definición que coloca Endesa en su portal web, rápida y concreta:

 

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Visto esto, si regresamos a la tabla de fases de modernización, miremos la parte que dice: “Ecosistema Interconectado”. Se puede pensar que la palabra ecosistema hace referencia únicamente al mapa de las administraciones públicas. Digamos, ¿que todas se comuniquen entre sí e intercambien información? Sí, puede ser, por qué no. Sin embargo, esto ya trasciende hacia el modelo de Ciudad Inteligente, en el cual, revisando con detalle la definición, se habla de una infraestructura, y entiéndase, de una única infraestructura.

En este momento entran con fuerza las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), y con ellas la investigación, el desarrollo y la innovación, el conocido I+D+i. Como se busca que todo trabaje en conjunto, se habla entonces de que exista un entendimiento y funcionamiento óptimo entre los elementos del sistema sin importar su procedencia, y ya no sólo hablamos de la administración pública si no de la ciudad en general.

Esto es sinónimo de interoperabilidad.  En esta situación, el gobierno deberá ser el regidor de las interacciones y el equilibrio entre los distintos actores mediante sus políticas públicas. Ahora sí, aquí sí que un gobierno tiene rasgos claros de ser inteligente, de ser un Smart Government.

Un problema en el camino de la confección de la Smart City, nos comentaba nuestro profesor, es la preocupación ante el hecho de que la incursión de las TIC generase un desplazamiento de la participación ciudadana en el proceso mismo, más aun sabiendo que al final todo se realiza por y para el incremento de la calidad de vida de las personas, lo cual, a su vez engloba una serie de problemas asociados, que se supone que deben ser identificados y que luego se toman las acciones pertinentes para que sean resueltos.

Lo anterior debe evitarse en todo momento, ya que de lo contrario puede dar pie al surgimiento de nuevos problemas. Por ejemplo, un ciudadano que esté ajeno al proceso Smart, supongamos, por simple desconocimiento, pero que naturalmente esté inmerso en la sociedad en vías de transformación, estará en clara desventaja respecto a ciudadanos integrados. Resultado: desigualdad social.

Esto refuerza mucho más el mensaje de inicio: “Más Smart si y sólo si más Social”.

Referencias:

  1.  United Nations “e-Government Survey 2012”. Disponible en:  http://unpan3.un.org/egovkb/Portals/egovkb/Documents/un/2012-Survey/unpan048065.pdf
  2.  “Smart Cities”. Disponible en: http://www.endesaeduca.com/Endesa_educa/recursos-interactivos/smart-city/

Ing. Jonás González Mendible Regidor del Postgrado en Smart Cities (PSMC) 2015 La Salle BCN

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