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07 Junio 2020 | Publicado por deborah.domenech

El impacto del COVID - 19 en las 'Smart Cities'

El undécimo encuentro del ciclo de 'Digital Coffees' de La Salle – URL contó el pasado 28 de mayo con la presencia de María Galindo, asesora del Consejo de Políticas Digitales de la Generalitat de Cataluña, para analizar el impacto del COVID – 19 en las Smart Cities.

Aunque, seguramente, muchos nos preguntemos en qué consiste el concepto de Smart Cities o Ciudad Inteligente. Galindo, profesora del Master en Tecnologías para las Smart Cities y las Smart Grids de La Salle – URL, aportó una definición que dejaba a un lado cualquier tipo de duda: “No es tanto si es inteligente o no, sino cómo se desarrolla la gestión de una ciudad. Esta gestión es la que debe ser inteligente”. Esta inteligencia se obtiene al maximizar los recursos de las ciudades, que suelen ser escasos, para llegar al máximo de la población y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. La tecnología te ayuda a ser más inteligente, a entender mejor la ciudad, y, a partir de ahí, “puedes tomar mejores decisiones”. Las cualidades con las que se define una Smart City serían productividad, sostenibilidad económica y el ciudadano en el centro para atender a su bienestar y a su crecimiento “con la tecnología como driver, apuntaba Galindo. Y para que una ciudad empiece a ser inteligente, se necesita de la tecnología, pero no de cualquiera, sino de la lógica y eficiente con sus recursos: “Necesitas infraestructura para soportar el desarrollo tecnológico, pero la tecnología en sí se tiene que usar como medio para llegar a tus objetivos”.

Los retos después del COVID - 19

Luis Font, coordinador del Executive MBA de La Salle – URL, y con el COVID – 19 por bandera, preguntó a María Galindo los retos de las Smart cities después de la pandemia: “El reto es la misma ciudad, y esta tiene tres retos: el bienestar social, el crecimiento económico y la sostenibilidad medioambiental”. Este último el más importante ya que las ciudades generan en torno al “60 % de las emisiones globales de CO2”. El primer cambio de cara a esta nueva normalidad será entender la ciudad de forma global a partir de una relación de todos los departamentos en los que esta se divide: transporte metropolitano, energía, etc.: “Que los responsables de cada departamento se comuniquen entre ellos de manera que dejen de ser independientes”. De esta forma se consigue un relato común y una “visión conjunta de hacia dónde tiene que ir la ciudad”, señalaba Galindo, licenciada en Economía y apasionada por las ciudades.

Si la importancia de una Smart City es inmensurable antes de una pandemia, durante esta su uso podría explotarse en mayor medida: “Hay ciudades que han desarrollado más rápido una respuesta solo con los test”. Lo que Galindo tiene claro es que las ciudades inteligentes de dentro de cinco años estarán más preparadas para detectar situaciones de pandemia o para responder más rápido ante estas: “Precisamente, estas situaciones aceleran el proceso de innovación y transformación para que luego seamos más resilientes”.

Uno de los primeros asistentes en lanzarse al turno de preguntas sintió curiosidad por saber cuántas Smart Cities hay en el mundo: Singapur, Ámsterdam, Barcelona, Nueva York, Málaga: “La importancia es la capacidad que tienen estas ciudades de influenciar en su entorno, que se unan con emprendedores y puedan desarrollar soluciones”. Y dentro de estas capacidades el estar pendiente de cualquier contratiempo que pueda ocurrir: “Las ciudades están en continua escucha, esto te permite una movilidad rápida donde se está generando el problema”, contestaba Galindo.

Aun así, muchos asistentes se preguntaron si, después de todo lo ocurrido en los últimos tres meses, podemos considerar a las ciudades inteligentes: “Quien las gestiona es inteligente o no. Este es el gran reto. Seguimos contaminando, sigue la brecha social, pero hay que ser positivo, pensar que vamos a reflexionar y haremos de las ciudades un lugar mejor”, contestaba esperanzada Galindo.

Compartir datos

Las Smart Cities necesitan del Open Data para estudiarlas pero, ¿qué es el Open Data?: “Los datos que tú tienes como ciudad. Estos los reviertes en una plataforma y así se identifican las necesidades”. Y aparece un nuevo reto: la información va a una plataforma propietaria de quien genera cada sensor, los sensores aportan datos pero, estos entre sí, no se pueden agregar: “Lo que impide vincular la luz, por ejemplo, a un tema de movilidad”. Las plataformas de ciudad permiten integrar todos los datos, hacerlos públicos y analizarlos: “Aunque no se publican todos los datos ya que muchos son sensibles a la protección de los mismos, están al alcance de todos”, aclaraba Galindo. Aun así, muchos ciudadanos son reacios a compartir su privacidad, y en esta también se incluyen los datos ya que, en muchas ocasiones, estos acaban en manos de grandes corporaciones o gobiernos. El poder del dato de un ciudadano quizá no es de un gran valor, pero el de este ciudadano más el de millones de personas, “no solo tiene un gran valor sino poder”. Aunque la Unión Europea ya se ha pronunciado al respecto y plantea una trazabilidad de forma exclusiva durante el momento en el que se requiera, “con los fines para eventualidades como esta pandemia y con la obligación de, posteriormente, borrar los datos”, contestaba Galindo tranquilizadora.

Con el COVID – 19, muchos de los cambios o sistemas implantados durante la pandemia se mantendrán después del confinamiento: “El peor impacto ha sido a nivel económico, sin embargo, el que ha supuesto la tecnología y la transformación digital ha sido mayor y más positivo”. Los ciudadanos nos hemos habituado a usar herramientas digitales, y este uso ha propiciado un cambio de mentalidad: “Este cambio está ayudando mucho a seguir, sobre todo, con el día a día, tanto a nivel académico como profesional”, afirmaba Galindo.

Para lograr una buena digitalización en todas las ciudades, la inversión que se requiere en tecnología es muy elevada: “La inversión pública está cayendo a pasos agigantados, por ello es importantísima la privada y el trabajo en conjunto de ambas ya que el sector público cuenta con unas capacidades y el privado con otras”. El fin, para Galindo, de “la administración por un lado y la empresa por otro”.

Rozando los últimos minutos de la entrevista, María Galindo aseguró que aún no somos conscientes de los cambios que sufrirán las Smart Cities después del COVID – 19: “Durante los próximos seis meses y hasta el año, haremos mucho uso de la tecnología, la educación cambiará y esto afectará a las ciudades y a los ciudadanos, lo que supondrá un nuevo reto a nivel social”. Nos daremos cuenta de que la educación, por ejemplo, no es tan universal cuando necesitas un equipo y conectividad para su funcionamiento, “algo que no está al alcance de todos”.

Como mensaje final de este ciclo de ‘Digital Coffees’, Galindo aclamaba a la ciudadanía responsabilidad a todos los niveles y para con la ciudad, y mucha paciencia durante el proceso de encaje: “Cambio el nombre de Smart City por el de Ciudades responsables con ciudadanos responsables, sonreía Galindo.

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