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25 Junio 2012 | Publicado por Redacción Taller Verano

Un fragmento de historia

"En los mercados mediterráneos, en particular en las lonjas de pescado, se medía y pesaba de todas las maneras posibles. El espacio que se les destina puede compararse con el que ocupan las instituciones más relevantes: ayuntamientos, fortalezas, teatros, templos, cementerios.

En el corazón de la ciudad, la política y el comercio se encuentran o enfrentan, se entienden o disputan. Así era en el ágora griega y en el foro romano. Pocos gobernantes han logrado liberra la plaza pública del comercio.

En el antiguo Egipto, la mujer iba al mercado escoltado por el marido. Los atenienses lo consideraban asunto de hombres. Los sabios aconsejaban a los jóvenes que no acudieran a los lugares frecuentados por estafadores y rameras.

En Roma, antes de la decadencia, sólo las esclavas andaban libremente por el mercado, mientras que las matrona slo evitaban. En los países islámicos, esposas y muchachas se cubrían el rostro en los bazares más que en ningún otro lugar. En los mercados del Mediterráneo difícilmente se alcanzaba la igualdad entre los sexos.

Debemos a viajeros y cronistas las descripciones de los mercados más antiguos. Ellos anotan cuál es su posición en la ciudda o la provincia, cómo están construidos y qué genero venden. El bazar es de origen persa mientras que la palabra zoco procede del arameo, la lengua de Jesús.

Los árabes propagaron este término por las tierras que ocuparon. Lo adoptaron los españoles y portugueses y lo llevaron allende los mares. Los caminos del mercado a menudo coinciden con los caminos de la fe. Allí donde se bifurcan, brotan los conflictos. En los mercados del Mediterráneo no siempre la venta es lo más importante, a veces la pasión del regateo es mayor que el comercio en sí.

A lo largo del camino de Levante, en puestos especiales se ofrecía mirra, cinamomo, incienso, ládano y casia. A su alrededor se extendía un aroma fuerte y persistente. Muchos creían que jamás iba a desaparecer, en algunas partes parece que todavía dura.

En rituales de sacrificios y religiosos, para cuidar el cuerpo y en asuntos amorosos, se utilizaban sustancias aromáticas, líquidos y ungüentos. La especias se transportaban por barco y caravanas, por lo general desde Oriente hacia Occidente y desde las costas meridionales hacia las del norte: pimienta, canela y clavo, vainilla, azafrán, anís, flor de nuez moscada, maya, orégano, mejorana, jengibre, y en tiempos más modernos el curry indio; es difícil enumerarlas todas. Había también diversas pócimas, remedios, venenos.

En Occidente, el Mediterráneo era antaño pobre. El este y el sur lo han enriquecido."

Pedrag Matvejevic. Breviario mediterráneo. Ediciones Destino. Colección imago mundi. Volumen 140.

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